1. Contexto en el que se presenta la relación Antropología y Universidad

En Occidente, los grandes eventos que actualmente, no sólo en la teoría sino también en la praxis, nos cambian las formas de comprender la realidad así como también la forma de comprendernos a nosotros mismos, son: 

- La globalización que tiene como centro dinámico al capitalismo neoliberal que se ha hecho fuerte gracias a la tecnología, pero también, que a la vez se ha mostrado débil hasta llegar a la gran crisis la misma que se mostró en su agudeza en el 2007 y, de la cual aún no ha logrado superarse y, que como se pronostica, volverán a generarse nuevas crisis.

- El emerger creciente de un capitalismo pos-neoliberal, animado por los países no alineados o por los habitantes periféricos del planeta quienes, a partir de lo que ha significado el capitalismo neoliberal cuanto ideología para la vida del ser humano y del planeta, se han constituido con fuerza en un movimiento plural de resistencia que rechaza un capital centrado en el mercado y contra la vida.

- La emergente sociedad del conocimiento que superando a la sociedad de la información que a su vez superaba a la sociedad industrial, busca, por sobre todo, interpretar los datos y los hechos con el fin de que éstos sean aplicados contextualizadamente.

- La civilización y cultura tecnológicas que ya no sólo son formas mediadas de acercarnos a la realidad sino la realidad misma del ser humano que ha hipotecado su capacidad creativa para depender totalmente de la tecnología, con el consiguiente peligro de su propia auto-negación cuanto sujeto.

- La emergente sociedad multicultural que rompe con las visiones nacionalistas o cerradas de mundo, abriendo así las puertas de la aldea planetaria a los ciudadanos del mundo, lo cual de uno u otro modo exige formas de convivencia consensadas en las que todos se sepan incluidos y, a la vez, reconocidos como diferentes y plurales.

- La Posmodernidad que, grávida de todos los olvidos y desmanes de la modernidad y, rompiendo con todos los universales de la historia, del saber y del conocimiento, postula la pluralidad de visiones, de saberes y de conocimientos a partir de los plurales contextos. 

De estos grandes eventos des-estructurantes surgen visiones de mundo que no revelan sino los propios estilos de vida del hombre actual, así:[1] 

·         La visión mercadológica de mundo que va de la mano con la Globalización económica y, que ha dado paso a la “metalización” del ser humano[2] o, a una actitud en la que, como diría E. Fromm, el hombre no sólo que vende cosas sino que se vende a sí mismo como cosa.[3]

·         La visión tecno-cibernética de mundo que se corresponde con la civilización y cultura tecnológicas y que promueve, además de la cultura del simulacro, la comprensión del mundo como una gran máquina capaz de auto-organizarse e incluye también por extensión al sujeto, a quien lo mira como un robot o una pieza más de ese sistema maquinal llamado mundo.

·         La visión <<netizada>> de mundo que ha borrado la noción de tiempo y espacio[4] entre los seres humanos y, si bien es una magnífica oportunidad para que los sujetos se relacionen “virtualmente”, es también una experiencia  que aniquila la relación y el encuentro “cara a cara”[5] entre sujetos.

·         La visión plural y partida del mundo que viene muy de la mano con la sociedad multicultural y, que revela dos eventos:  por una parte, que el mundo está constituido por sociedades y pueblos plurales, cada uno con sus propias historias y proyectos de vida y; por otra parte, que entre estos pueblos y sociedad plurales no existe un
desarrollo equitativo sino desigual lo cual refleja la injusticia presente en el planeta.  Todo esto como resultado de una praxis ético-política discriminante por parte de ciertas regiones poderosas y súper-desarrolladas del mundo.

Todo este plural y diferenciado acontecer de realidades sociales, culturales, políticas, económicas y tecnológicas hace de la vida de los hombres así como de sus relaciones, experiencias, asimismo, pluralmente <<otras>>.

En este variopinto entretejido de eventos y visiones, con sus potencialidades y debilidades, en el que la vida humana en sí misma alcanza nuevos formas de existencia, de comprensión y de significación, es necesario hacer un diálogo a voces para hacer posible la convergencia de comprensiones y significados que las culturas y la ciencias puedan aportarnos para una re-contextualización y una re-significación del propio ser humano y de sus instituciones orientadoras de su vida.

A partir del panorama contextual que he descrito, creo que se puede sostener que el mundo demasiado complejo, frágil y cambiante es un desafío para que el hombre sea un hermeneuta de los nuevos signos de los tiempos y, en este contexto, tanto el ser inteligente como la Universidad tendrán que preguntarse no sólo por su identidad sino también por su teleología.



La Universidad, con privilegio y responsabilidad ético-política, está llamada re-significarse y a proporcionar plurales respuestas de carácter científico a las múltiples inquietudes de carácter social, económico, político y cultural del hombre y de los hombres en sus diferentes contextos.

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