Introducción

ANTROPOLOGÍA Y UNIVERSIDAD



INTRODUCCIÓN


Vicente Plasencia Llanos
Docente de la Universidad Politécnica Salesiana
Ecuador, 2012


Hablar de Antropología y Universidad no es una cuestión fácil, pues existen visiones y visiones tanto de Hombre como de Universidad.  En este contexto, empezaré por ubicar la Antropología y, seguidamente, su relación con la Universidad. 

El término antropología viene de dos raíces griegas: ánthropos = hombre y, logos = estudio, lo cual significa: estudio de “el hombre” cuanto ser humano.  Por eso cuando me refiera a la categoría hombre lo haré estrictamente en este sentido.

Si bien la antropología como reflexión del hombre sobre el hombre es tan vieja y tan joven como el hombre mismo, las primeras reflexiones antropológicas sistemáticas aparecen en la modernidad con Blaise Pascal (1623-1662), Giovanni Battista Vico (1668-1744), Johann Gottfried Herder (1744-1803), Immanuel Kant (1724-1804)[1].  En el siglo XVIII, es Kant quien le da al hombre la categoría universal de <<sujeto>>; en 1770, el primer escrito antropológico fue realizado por Herder y se titulaba “Sobre el origen del lenguaje”.

Existen varios enfoques científicos de estudio del ser humano, encontramos también varias antropologías, así:  antropología científica, antropología filosófica y antropología cultural[2], está también la antropología teológica.  En este contexto están muchos otros enfoques de  esta ciencia, los mismos que dependen de las diferentes realidades y contextos y; todos esos enfoques convergen en la búsqueda de respuesta a la pregunta ¿qué es el hombre?, la misma que no revela sino la búsqueda de sentido y significado sobre la vida humana.

Puesto que existen varios enfoques de comprensión del hombre, para el diálogo <<Antropología y Universidad>>, desde ya quiero precisar que, será la antropología de horizonte filosófico-teológico el ángulo desde el cual intentaré desplegar una reflexión universitaria, una reflexión inter-pluri-disciplinar sobre el hombre y su relación con la Universidad y a la inversa.
Puesto que la antropología tiene como “leit motive” la pregunta ¿qué es el hombre?, tengo que decir que ésta es una pregunta co-implicativa, como diría J. Moltmann “es una pregunta corporativa”, lo que significa que en su respuesta se juega el Ser o no-Ser del individuo y de la comunidad humana.

Además, la pregunta del hombre por el hombre es también una cuestión aporética, casi todas sus respuestas en vez de acercar, más bien alejan, así el hombre se presenta como un misterio para sí mismo.  Y, es un misterio no porque se lo desconozca sino porque lo que se conoce de él apenas es una parte y, ello por dos razones: la primera razón, porque para conocer-se el hombre a sí mismo tendría que salir de sí y volver sobre sí, lo cual es posible pero no del todo y; la segunda razón, porque cuanto <<ser-otro>>, es un ser a-estático, un ser siempre deviniéndo-se y por ello siempre inconcluso, un pro-yecto.

Así entonces, no existe antropología como ciencia acabada, sino como una ciencia siempre en construcción, en realidad existe una antropo-génesis, esto es, un constante hacerse hombre, una constante hominización, un constante devenir-se humano del hombre.  Este constante hacer-se humano es un desafío tanto del individuo como de la comunidad humana.  Esa incompletud del ser humano se fundamenta en la propia naturaleza, puesto que como diría F. Nietzsche, “el hombre es un animal ‘cuyas cualidades no están aún fijadas’”; “es todavía el animal no constituido definitivamente”.  Así entonces, las mediaciones para que el hombre de-venga ser humano no pueden ser sino el lenguaje, la cultura y dentro de ella, sobre todo, la educación que en sí misma no puede ser sino una perso-génesis.  Más como la educación tiene sus mediaciones como las instituciones y los programas educativos, me pregunto, desde el lugar de mi discurso, la geográfica universitaria, ¿es la Universidad una mediación del devernir-se humano el hombre? 

Ciertamente, una cosa me es clara:  la Universidad cuanto evento nacido del espíritu humano tiene que servir a la humanización del mundo y de la cultura así como también a la liberación del hombre.  En este contexto, ella tiene que re-significarse y, estar a la altura del espíritu y la problemática social de los nuevos tiempos.

Si la Universidad es hija del espíritu humano, ella no puede sino co-responder a las inquietudes de su inventor y del espacio en que se encontrare.  Pero ¿a qué tipo de inquietudes puede co-responder la Universidad?  En mi pensar, la Universidad cuanto “Alma mater”, está llamada a esclarecer la inquietud más primaria y última del hombre y de los hombres, sobre todo, de los empobrecidos y excluidos de la civilización tecnológica y del mundo globalizado:  <<el sentido de la vida en el más pleno y amplio significado de la palabra.>>  Las respuestas a las necesidades de competitividad y profesionalizantes, son secundarias aunque complementarias.

Si la Universidad tiene que responder también ella por <<el sentido de la vida en el más pleno y amplio significado de la palabra>>, entonces ella tiene por sí misma un desafío eminentemente social y ecológico, está llamada a dinamizar investigación, proyectos y procesos de inteligenciación incluyente y respetuosa a favor de la Vida, no sólo de quienes frecuentan sus espacios, sino sobre todo, de las sociedades a las que se debe cuanto institución contextualizada así como de la vida misma del planeta.

Desde este horizonte, me veo desafiado a establecer argumentos que ayuden a de-velar y a robustecer universitariamente los nexos entre la Antropología como ciencia del hombre con la Universidad como mediación de sentido.

Así, entonces, la antropología tendrá que decirle al hombre lo que ha de ser la Universidad y, ésta, en cambio, tendrá que decirle a la antropología cómo ha de saber-se el hombre y qué desafíos ha de encarar hoy en su proyecto de búsqueda de sentido contextualizado en el mundo.

La Universidad se alimenta no sólo de la comprensión de hombre (antropología) que tengan las sociedades y las culturas sino también de la comprensión científica de las realidades en general y, ello, a través de sus funciones como la docencia, la investigación y la proyección social; pero también, a la inversa; de la comprensión de hombre y de las realidades que se promueve en la Universidad, las sociedades y las culturas se enriquecen sustancialmente.  Verdaderamente, la Universidad puede entonces cooperar al desarrollo integral tanto del sujeto como de la sociedad así como también del espacio ecológico al que ella se pertenece.

Desde esta perspectiva, el enfoque filosófico-teológico de la reflexión antropológica abre puertas a la comprensión del <<hombre contextualizado>> social, económica, política,  cultural y ecológicamente y, ello porque al hombre no se lo comprende sino en las plurales relaciones y acción históricas.  Así, entonces, mi propuesta es hacer un camino de reflexión crítico-dialéctico a partir del tema de “Antropología y Universidad” uno y plural, para luego aterrizar en la reflexión desde la Universidad Politécnica Salesiana.

A partir de las reflexiones sobre la visión de hombre en la UPS, se abrirá otros horizontes de comprensión y reflexión en frentes como:  la dimensión trascendental del sujeto, la espiritualidad humana y, el compromiso ético-político como una forma de hacerse humano del sujeto.

Teniendo en cuenta estos horizontes, el programa a desarrollarse sobre Antropología y Universidad, tendrá cuatro partes, a saber:  a).- Aproximación y contextualización de Antropología y Universidad; b).- Visiones antropológicas emergentes y Universidad; c).- Visión de Hombre en ciertas comprensiones de Universidad y; d).- Visión de hombre en la Universidad Politécnica Salesiana.


Vicente Plasencia Llanos
Quito, 2012



[1] Cf. “Antropología filosófica”, en  FERRATER MORA J., Diccionario de Filosofía, T. I, A-D, Ariel S. A., Barcelona 1994, p. 185-188.
[2] Cf. DE SAHAGÚN LUCAS JUAN (Dir.), Antropologías del siglo XX, Sígueme, Salamanca 1976, p. 11-14.

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