3. El discurrir de las visiones de hombre en la Universidad

Puesto que en la Universidad se han fracturado o especializado los saberes a favor de las profesionalizaciones que exige el mundo mercadologizado, resulta también muy fácil deducir que el discurrir de las imágenes de hombre que desfilan por las aulas físicas y virtuales no pueden ser menos que plurales y, más allá, éstas son, como he dicho, reforzadas o generadas de modo sistemático y fundamentado.

Ese generar o reforzar de esas plurales imágenes de hombre se hace universitariamente posible bajo muchas formas ordenadas, entre otras, señalo algunas, por ejemplo:

Ø  a partir de las categorizaciones de las ciencias y sus intereses, así:  las ciencias empírico analíticas, las ciencias histórico hermenéuticas y las ciencias orientadas hacia la crítica.[1]

En el ejercicio de las ciencias empírico-analíticas interviene un interés técnico del conocimiento; en el ejercicio de las ciencias histórico-hermenéuticas interviene un interés práctico del conocimiento, y en el ejercicio de las ciencias orientadas hacia la crítica interviene aquel interés emancipatorio del conocimiento que ya, como vimos, subyacía inconfesadamente en la ontología tradicional.[2]

Ø  a partir de las categorizaciones de la ciencia y sus métodos, así:  las ciencias positivas y su método de la experimentación y la comprobación y; las ciencias humanas y su método cualitativo.
Ø  a partir de los modelos epistémicos originarios y derivados, así: 

el naturalismo, el idealismo, el realismo, el humanismo, el materialismo, el esoterismo, el trascendentalismo, el maniqueísmo, el dialectismo, el dicotomismo, los dualismos, los referenciales o ausentes de la semiótica, el racionalismo, el escepticismo, el modelo crítico, el relativismo, el empirismo, el positivismo, el experimentalismo, el biologicismo, el funcionalismo, el estructuralismo, los moralismos, el economicismo, el sociologismo, el pragmatismo, el utilitarismo, el psicologismo, el conductismo, el cibernetismo, el eclecticismo, el coherencismo, el constructivismo.[3]

Ø  a partir de los plurales modelos pedagógicos, así por ejemplo, entre otros:  el modelo tradicional represivo y bancario, el modelo preventivo, el modelo liberador y el modelo holístico.

Ø  a partir de las teorías y paradigmas científicos que explican teóricamente las plurales realidades y, que sin embargo, son siempre re-significables, superables y cambiables, precisamente porque son efímeros y, como diría K. Popper, “falsables”.

A partir de las ciencias técnicas es muy común comprender al ser humano como un mediador y facilitador de la aplicación técnica de las ciencias.  Aquí prima la técnica y su aplicación a costa del ser humano, de la cultura y de la naturaleza.  El sujeto pasa a ser comprendido como un objeto, instrumental mecánico, sistema auto-referencial y no relacional.  Los discursos de los docentes y de los tecnócratas que se mueven en este medio, casi siempre y de modo consciente o inconsciente rayan en el economicismo y el objetivismo objetualizante.  Consecuencia de ello es precisamente la cosificación del sujeto y la crisis ecológica.

A partir de las ciencias humanas, en cambio, se habla directamente acerca del ser humano, el punto de partida y de llegada es el ser humano y, en este contexto, los discursos de los educadores así como de los autores que se leen o investigan presentan visiones de hombre que bien pueden ser visiones parciales o fracturadas así como también visiones integrales u holísticas. 

A partir de las ciencias hermenéuticas, bien se puede actualizar visiones que en el pasado fueron y que en la actualidad vuelven a ser re-significadas; se puede también desenmascarar o comprender, por ejemplo, ideologías, formas de pensar de los pueblos, cosmovisiones de las culturas, comprensiones de hombre, eventos históricos, entre otros.

A partir de las ciencias positivas y teniendo como referencia que las ciencias naturales son analizadas a partir de los métodos de la experimentación y comprobación solamente, se puede sostener erróneamente que todo lo que no sea experimentable y comprobable no existe o es digno de ser científico, eliminando así irresponsablemente las realidades espíritu humano, espiritualidad y Dioses, en concreto la metafísica y, reduciendo con ello, a la vez, al ser

humano y a la misma naturaleza a mero objeto de experimentación y comprobación.  Asimismo, a partir de unas ciencias humanas fracturadas y parcializadas se puede, también, discursar o presentar como verdades científicas ciertos postulados o pensares acientíficos, cayendo en relativismos y subjetivismos, cerrando así las puertas a la interdisciplinaridad.
Como acabo de esbozar, las ciencias y sus paradigmas mediados por los discursos de los expertos, de algún modo presentan, sostienen y avalan plurales comprensiones acerca del ser humano, del mundo, la política, la cultura, la ciencia, etc., sin embargo, quiero dejar sostener también que, ninguna de esas comprensiones son definitivas, todas son complementarias, falsables y efímeras, por eso un científico o docente serio, ético, libre y responsable, no puede dejar de presentar los saberes y conocimientos de modo inter-pluri-disciplinar.



A continuación desbrozaré esas visiones de hombre que de modo sistemático discurren en la Universidad a través de sus mediaciones y mediadores.

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