2. La Universidad como espacio de plurales comprensiones de hombre

Es imposible no pensar en las plurales y diferentes visiones de hombre que se entrecruzan por la Universidad, éstas visiones no sólo que llegan desde fuera ya encarnadas en los estudiantes y en los docentes sino que también se filtran en la misma Universidad a través de sus áreas del conocimiento, de sus facultades, de sus carreras; se ciernen también a través de los saberes, del conocimiento, de sus investigaciones; se cuelan también a través de sus mallas curriculares y sus planes analíticos, pero como he sostenido, sobre todo, se hacen evidentes a través del pensar y el discursar tanto de los estudiantes como del  corpus docente.

Desde una perspectiva sistemática y científica los programas de estudios o currículos y las asignaturas y sus contenidos son precisamente las mejores mediaciones para reforzar, perfilar o generar diferentes tipos de hombre.  No exclusivamente, pero también gracias a lo que se hace en la Universidad cuando se dice que se educa, es posible encontrar estudiantes y profesionales con los más variados perfiles antropológicos, por ejemplo:

Ø  comprometidos con la justicia, la solidaridad y el bien común.
Ø  constructores de paz y ecológicos.
Ø  egoicos y encerrados en su propio mundo, incapaces de alteridad.
Ø  éticos y responsables con el manejo de la ciencia y de la técnica.
Ø  individualistas y explotadores de los otros.
Ø  injustos, insolidarios y corruptos.
Ø  generadores de Vida en el más pleno y plural sentido de la palabra a través de las ciencias, la técnica y la empresa.
Ø  constructores de mediaciones para mejorar la Vida de los empobrecidos y excluidos.
Ø  temeros y acomplejados ante los nuevos y emergentes desafíos.
Ø  creativos y con iniciativas para planificar y ejecutar proyectos y propuestas a favor de la Vida.
Ø  visionarios y diseñadores de futuros económicos y políticos mejores.
Ø  generadores de nuevos conocimientos y saberes.
Ø  respetuosos de las culturas, de las lenguas y de las religiones de los otros.
Ø  administradores, auditores, psicólogos, pedagogos, literatos, escritores, sociólogos, periodistas, comunicadores, antropólogos, filósofos, agrónomos, ingenieros, juristas, médicos, políticos, físicos, técnicos y científicos con visión a favor de la Vida o contra la Vida.

Pueden ser imaginados y de-velados muchos otros perfiles de ser humano que ha construido y sigue construyendo la sociedad y sus mediaciones, entre aquéllas, como lo he sostenido, también la Universidad.

Este discurrir, implícito o explícito, de plurales comprensiones de hombre en la Universidad es muy normal y, sobre todo, es necesario, debido a su naturaleza y su carácter universalista y dialógico.

Sin, embargo, esa normalidad no puede no ser asumida desde el horizonte crítico por la comunidad educativa, sobre todo por el corpus docente, porque son precisamente ellos y ellas que en comunión primero con la ciencia y sus últimos alcances han de de-velar las falacias sobre la propia ciencia, la técnica, la economía, la política, la cultura y el saber, así como también, las falacias sobre el propio hombre, las mismas que se encuentran ocultas detrás de ciertos conocimientos, saberes, investigaciones, autores, disciplinas y textos.

El corpus docente universitario ha de tener una actitud y una acción epistémicas sobre los saberes y ciencias que comparten con los estudiantes.  De no ser así, dicho corpus no sería coherente con la Universidad que, por un lado, en su raíz etimológica viene de Universitas, esto es Universalidad y, por otro lado, apunta, en su finalidad, a la Verdad.



Si he sostenido que las mediaciones que transparentan las visiones antropológicas en la Universidad, sobre todo, son los estudiantes y el corpus docente con su pensar y su discursar así como también las ciencias y los saberes, los autores y sus textos, quiero precisar el modo cómo discurren estas visiones en la Universidad a través de tales mediaciones.

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